Poeta de vidas alternas no.04 (San Miguel de Allende)

Carta no.04 (San Miguel de Allende)



SAN MIGUEL DE ALLENDE.


4:00 P. M. salgo del trabajo y me dispongo viajar, 
tomó el medio de transporte que es el encargado
de trasladarme de ese punto a uno más cercano 
cerca de hogar, "Que comodo seria poder descender 
de él frente a mi hogar" pienso todos los días.

No importa... continuo día tras día desplazandome
en el medio que mi economía me lo permite, 
siempre es una aventura cada vez que lo abordó,
nunca me detenía a ver lo fascinante que es,
a distancia se observa a gran velocidad...,
su objetivo se convierte en algo tan curioso,
llegar antes que el que viene delante de él,
marcharse antes que el rival... ni pensarlo.

Al detenerse, sus puertas se abren
y un joven te recibe, permite que asciendas,
pero sin antes cantar sus diversas paradas,
¡Cereso, Hospital, Centro...!, ¡subale si hay lugares...!,
inmediatamente subes y ubicar los lugares vacíos 
se vuelve un reto y adquieres habilidad rápidamente,
curioso dato, aprendes por malas experiencias 
a donde no mirar dependiendo la hora, el clima,
si vas o vienes, crucial dato para tu  boyante estadía.

Cuando desciendo diciendo de este Mercedes Benz,
camino a casa me espera, yo fatigado y hambre
me dispongo a caminar, colocó un audífono en cada oreja,
seleccionó una canción que repetire las veces que 
así lo sea necesario hasta llegar a casa.

Ventaja de mi ciudad es que sus edificios y caminos,
antiguos en su mayoría lo son, grietas y hoyos no refutan, 
son la prueba contundente de paso de los años,
aplanado a la cal, tonos ocres en fachadas maquillan los años difíciles,
Piedra, laja, adoquin... en su pavimento y banquetas piden relevo,
La San Miguelita... aguantar solo le queda.

No es la distancia a recorrer, sino el entorno 
el que me quita el aliento y me distrae, 
Emprendedores van y vienen en los edificios,
masacrando los vestigios originales de ellos,
demoliendo y reforzando al mismo tiempo,
crecer lateralmente, difícil lo es pero no cunado 
intentas llegar más arriba, terrazas y azoteas cayendo,
es lo mejor que pueden tener, expandirse verticalmente 
más fácil se vuelve para ellos.

Extranjeros y foráneos la secuestran,
espectadores nos volvemos los nativos,
malinchistas, el dinero nos vuelve, 
¡rabia!..., la indiferencia del alto mando...

Y pensar que me perdería de entender todo esto,
solo por volver a mi hogar cómodamente 
y voltear la mirada al hablar del tema, 
$ 8.00 pesos m.n me costo prestar un poco mas de atención,
¡Ahora!... tengo ganas de ya no tomar más este lujoso, 
pero peculiar transporte, recorrer caminando todo el traslado
a robado mi atención fuertemente. 


-EMMDETO-